martes, 12 de marzo de 2013

Presentación del libro "El autista y su voz"

  
Presentación del Libro “El autista y su voz”
de Jean-Claude Maleval. 23 de noviembre de 2012 en el Ateneu Barcelonés.

Enric Berenguer: Bien, empezar diciendo por qué decidí proponer que este libro se publicara en España, que en su momento se lo propuse a Vicente Palomera dentro del proyecto de colaboración con la editorial Gredos.

La cuestión es que realmente este libro, con el que no tropecé por casualidad, ya que de alguna manera seguía con interés los trabajos de Jean Claude Maleval, fue para mi un descubrimiento. Y fue un descubrimiento también a posteriori porque yo hacia muchos años había leído otro libro, que no es de Jean Claude Maleval, que es el libro de Donna Williams, Nobody Nowhere, que no recuerdo con qué titulo está traducido al español, y que se trata del testimonio de un caso que realmente me dejó pasmado, en el que entendí que había ahí algo de una importancia fundamental para el psicoanálisis, pero al mismo tiempo en aquella época me faltaban elementos conceptuales para entender de que se trataba. Sin embargo, tenia la sensación de que aquello era una especie de mina que algún día había que explotar, que era una clínica muy extraña, muy compleja, en su primera impresión, y que, como antes comentábamos con Jean Claude Maleval, padecía de una extraña esquizofrenia, pero a la vez había elementos que salían de ese paradigma clínico.

En este punto, lo que el libro de Jean Claude Maleval me aportó, fue poder entender que verdaderamente no habíamos prestado la suficiente atención a una serie de monografías entre las cuales se encuentra la de Donna Williams, testimonios que verdaderamente estaban esperando ahí para que de alguna manera se pudiera aplicar toda una serie de elementos conceptuales que nos habían sido enseñados desde hacia tiempo por Rosine y Robert Lefort. Los Lefort ya habían planteado toda una serie de cuestiones fundamentales sobre la cuestión del autismo. Por supuesto también la ultima enseñanza de Jacques Lacan, que plantea una perspectiva absolutamente diferente de la que estamos acostumbrados sobre la psicosis, y también un concepto introducido ya hace más de veinte años o bastante más, no recuerdo la fecha, a pesar de haber estado allí por casualidad, en Toulouse, cuando Eric Laurent introdujo por primera vez la noción de la especificidad del autismo en relación a la idea del retorno de un goce a un borde.

Pero si bien este era un concepto que yo también veía que estaba cargado de potencialidades, hacía falta aplicarlo, y efectivamente en el libro de Jean Claude Maleval encuentro estas tres cosas impresionantes, que permite hacer una lectura fructífera que es verdaderamente una cornucopia del caso de Donna Williams, retomar lo esencial en la transmisión sobre el autismo de Rosine y Robert Lefort, y que permite dar un contenido y un desarrollo preciso al concepto de Eric laurent del retorno del goce a un borde, como única forma real, que es mucho decir, de poder establecer una diferencia fundada, entre la esquizofrenia y el autismo. Porque hay que decir que sin eso no se encuentra, no se puede entender, la diferencia entre el autismo y la esquizofrenia.

Entonces, este trípode: Rosine Lefort y Robert lefort, las monografías de los autistas, y el concepto introducido por Eric Laurent, trabajado de una manera cuidadosa, precisa, muy rica, llena de referencias clínicas por Jean Claude Maleval, hacen de este libro algo único. Y he de decir que desde que este libro fue publicado, ha sido un libro muy usado, muy trabajado. Por eso hay algo aquí interesante en esta presentación, es verdad, se presenta después de un año de ser publicado, aproximadamente, pero por qué, porque este libro desde que se publicó ha ido demostrando su utilidad, ha ido demostrando que, las personas que tienen una experiencia clínica con el autismo, realmente empiezan a poder entender toda una serie de fenómenos, de detalles sutiles, que ellos sabían que eran cruciales pero que les faltaban una serie de elementos para desarrollarlos. Por eso este libro se presenta ahora, porque en realidad, cada vez más nos damos cuenta, de la importancia de ese trabajo.

Entonces claro, cuando me comentó Josep Maria Panes, que se le iba a dedicar la Jornada de la ACAP al tema del autismo, dije, “bueno, realmente sí, ¡mira!, no se suele hacer, presentar un libro al cabo de tanto tiempo ¿verdad?, pues hay excepciones”. En este caso se trata de una excepción, porque este libro, en efecto ha ido cada vez más demostrando su utilidad y en lo que más nos importa, que es, ayudar a niños concretos. Porque de eso se trata, que no es una simple entelequia, no se trata de una categoría del DSM-IV o V, se trata de una clínica sutil, en la cual lo que esta en juego es la singularidad más absoluta, un caso por caso que hace que verdaderamente cada uno de estos niños sea único, y que precisamente por ese carácter único, necesitamos unas referencias teóricas muy precisas para no perdernos.

Entonces creo que esta obra de J-C Maleval, verdaderamente, es una cornucopia porque nos permite situar, con una seguridad, toda una serie de elementos fundamentales que por ejemplo, encontramos en la relación compleja, de estos sujetos, con el lenguaje. En este punto Maleval retoma de una manera precisa y detallada, elementos y expresiones que se van repitiendo, pasando de mano en mano, y desgastándose por el uso. Por ejemplo se decía mucho: “los niños autistas, son los niños del uno solo”, pero a la hora de poder ver en realidad, concretamente, cuál es esta relación con el lenguaje, con lo que seria el significante aislado, faltaban verdaderamente, herramientas concretas y precisas para distinguir la clínica del Uno, en la psicosis, que también existe -la clínica del significante es fundamental en la psicosis-, y otra clínica de un Uno completamente distinto, que es el Uno del autismo, y Maleval de una forma, creo valiente y honesta, desarrolla una teoría, que nos permite entender algunas particularidades, a veces desconcertantes, de cómo algunos de estos niños se introducen en el lenguaje por la vía de lo que siguiendo su contribución, le llamaría la vía del síntoma.

En otro orden de cosas, Maleval también aborda una cuestión fundamental que desde los años cincuenta, sesenta venia atormentando a los psicoanalistas, que es la enorme complejidad de la clínica del objeto en el autismo, algo sobre lo que ya había habido las aportaciones por ejemplo de Tustin y que también sabíamos que de alguna manera había ahí una especie de fenómenos que era preciso estudiar en detalle, para poder por ejemplo como hace maleval, diferenciar a un nivel muy preciso, lo que es un objeto transicional de lo que es un objeto autístico. Y en efecto, una de las contribuciones impresionantes es cómo Maleval demuestra de una forma muy concreta la diferencia entre el funcionamiento de un objeto transicional y un objeto autista, permitiéndonos así de repente entender una serie de cosas, enormemente complejas y diversas, en la relación de los niños autistas con ciertos objetos privilegiados. Algo verdaderamente que hay que leer porque son nociones digamos, que hemos usado de una forma intuitiva, pero que cuesta ver verdaderamente el papel negro sobre blanco, con la lógica que nos aporta Maleval se puede entender de una forma operativa, eficaz, en la clínica.

Y por otra parte ya digamos, en lo que seria el desarrollo que él hace del concepto de borde autístico introducido por Laurent hace años, vemos que esa noción se convierte en una clave para entender toda una serie de fenómenos que a primera vista parecen desprovistos de toda lógica, en los niños autistas, pero que justamente a partir de ese concepto se ordenan de una forma completamente lógica. Demostrando que la idea, la noción tustiniana de autismo encapsulado era una trampa, porque imaginarizaba el borde en el que el sujeto autístico estaba encerrado. Esa idea del encapsulamiento no permitía descubrir la porosidad, la complejidad, las capacidades evolutivas y de transformación que se encuentran en esa estructura misma del borde. Esto es crucial, porque si nosotros vemos a un niño autista como encapsulado, lo vamos a condenar a seguir en su cápsula. Pero si sabemos que el borde es la estructura, que contiene también sus porosidades, sus complejidades, que se puede desplazar, y que puede pasar de lo que seria un funcionamiento aparentemente limitado a lo que seria en el espacio, en el objeto, a ser algo que también pasa de dimensión en una elaboración de saber, entonces entendemos, que sin una discontinuidad, sin ruptura, el sujeto autista puede ensanchar su mundo hasta limites que a veces nos sorprenden.

Bien, quizá, debería añadir otro elemento también, que puede que no se refiera a una noción, que no tiene como decíamos en una conversación previa con Jean Claude, la universalidad, en el sentido de que no es tan evidente en todos los casos, pero que pienso que también puede ser crucial, porque, en algunos de los casos de niños que tratamos, también puede ser un concepto que nos permita operaciones concretas en la clínica, la capacidad para poder entender ciertos fenómenos, y convertir ciertas operaciones del niño en algo que sea verdaderamente auto-terapéutico, es decir que, nos permiten desarrollar todas las potencialidades del propio funcionamiento del sujeto. Se trata de un aspecto que también esta muy desarrollado en el libro de Maleval, que podríamos llamar de forma resumida, la problemática del estadío del espejo en el autismo. Y en este apartado de su libro, Maleval nos muestra que detrás de la engañosa ausencia absoluta de lo imaginario en ciertos casos, se esconde también la posibilidad de un trabajo que permite a veces a través de vías complejas y muy prolongadas, una cierta subjetivación del cuerpo que introduce una cierta función de un yo ideal de suplencia, que en muchos casos de autismo va a permitir producir verdaderamente un cambio sustancial en la relación del sujeto, primero a través del doble imaginario, como ya habían planteado los Lefort, y a través de ahí transformando también su relación con el otro, para producir cierta posibilidad de un vinculo social. Se trata de un trabajo sobre la función del doble que nos lleva a una reconsideración de la problemática del estadio del espejo, pero que insisto, contiene la clave de algo que va mas allá, en la medida en que se puede convertir en un elemento fundamental de subjetivacion en la relación del sujeto con su cuerpo y de alguna manera también es un elemento que vemos que tiene mucha importancia, en la medida en que nos puede orientar en toda una serie de fenómenos muy raros y complejos que en efecto tienen una presencia constante en esta clínica.

Bien, hay muchas más cosas, no me voy a extender más, creo que con esto ya les he dado un cierto catálogo de los que serian los enormes recursos que todos ustedes pueden encontrar para abordar esta clínica compleja, en un momento en el que verdaderamente necesitamos el suplemento, porque hay que decir y lo voy a decir de una forma muy resumida, que el autista es de alguna manera, estaba pensando cual seria la palabra  -cuando se secuestra a alguien es un hotage-, ¡un rehén! ¡sí!, el autista es el rehén real del discurso de la ciencia en el cuerpo. Dicho discurso intenta verificar una nueva versión actual del hombre máquina, el hombre maquina del siglo XVIII es actualmente un hombre neurológico, neural, y se convoca al autista verdaderamente para que se convierta en el esclavo ideal y demuestre esta nueva versión del hombre. Así que luchando por el reconocimiento del sujeto en el autismo, también estamos luchando contra esta ideología que es una forma actual de barbarie, que nos afecta a todos.

Jean-Claude Maleval: No es fácil resumir después de estas dos presentaciones que ilustran el trabajo, difícilmente contradecirlos.

Enric Berenguer: pero sin embargo, usted puede...

Jean-Claude Maleval: Sin duda mi trabajo produce una nueva práctica con los autistas, una nueva práctica en el campo psicoanalítico.

Los psicoanalistas freudianos se orientan sobretodo en la reconstrucción de una imagen del cuerpo.

En Francia ha habido mucho debate sobre el tema no sé si también en España. En la técnica del parking, se trata de darle una especie de traje “húmedo” al autista, se les envuelve en sabanas, es una técnica que ya se usaba en psiquiatría para los esquizofrénicos, y parte de la idea de que la imagen del cuerpo es susceptible de ser reconstruida. Pero normalmente es a través de interpretaciones, que se intenta reconstruir esa imagen del cuerpo.

En nuestro campo Lacaniano algunos psicoanalistas apuntan a un trabajo del significante, hemos evocado el significante Uno solo, el significante congelado. Ha habido muchos trabajos que han buscado una vía por este lado.

Sin embargo, por otro lado, Tustin introdujo la cuestión del objeto autístico, insistiendo en el hecho de que el objeto autístico debía caer a lo largo de la cura.

Estas tres interpretaciones tuvieron mucha importancia en el campo del psicoanálisis.

Lo que propongo siguiendo la vía abierta por los Lefort y por Eric Laurent, es más bien apoyarse en el objeto y en el borde. Precisando que el borde lo entiendo de una manera muy concreta, para mí el borde se compone de tres elementos que se entrecruzan en los casos más complicados, pero se disocian quizás en los casos más abordables. El objeto autístico es uno de los elementos, el doble otro, y el tercero las islas de competencia, representado en el hecho de que algunos autistas son extremadamente eruditos en un dominio muy preciso, por ejemplo: los trenes, los coches o en cosas muy extrañas como los aislantes eléctricos o las mariquitas.

Entonces apoyándonos en ese borde es como orientamos la cura analítica. Aunque debería subrayar que la cura analítica es una excepción en el caso de los autistas, mientras la práctica más frecuente es una práctica institucional. Por ello me apoyo en efecto en los Lefort y en Eric Laurent, pero también me apoyo en Bettelheim.

Se ha criticado mucho a Bettelheim, se ha publicado un libro casi insultante hacia él: se le acuso incluso de tocar a los niños, y cosas así, seguramente de hecho por que sus resultados eran bastante excepcionales.

Evocamos muchas veces el supuesto 47% de resultados del método ABA. Bettelheim por ejemplo presentaba una tasa de éxito de un 42% de los autistas que trato y la muestra era de 40 sujetos. Además su criterio era mucho más elevado que los criterios del método ABA, porque de este 42% de éxito se trataba de sujetos que habían podido reintegrarse en una escolaridad normal o bien que habían encontrado un trabajo, mientras que el 47 % de casos de éxito del método ABA son escolarizados pero en escuelas especiales.

Por supuesto hubo un montón de criticas al trabajo de Bettelheim que no son todas falsas de hecho, es posible que sus estadísticas estén un poco hinchadas, pero bastantes niños testimoniaron qué era lo que sucedía en la escuela de Chicago donde trabajaba Bettelheim. Hay un caso de un chico que devino universitario y escribió un libro sobre esa experiencia, lo que da en efecto un peso a las afirmaciones de Bettelheim. No se invento todo eso.

Insisto en Bettelheim porque la práctica entre varios inventada por Antonio Di Ciaccia en la Antena 110 de Bruselas esta de hecho, hay que decirlo muy marcada por los trabajos de Bettelheim, con diferencias por supuesto.

Di Ciaccia por ejemplo no tenía aprioris en la manera de trabajar con los padres de los niños. Pero en lo que se refiere por ejemplo del trabajo a varios que propuso Bettelheim y el que se lleva acabo en la Antena 110 hay algunos puntos en común.

La diferencia tiene que ver un poco entre la aproximación freudiana y lacaniana del psicoanálisis. Bettelheim por ejemplo se presentaba como padre cuando en la práctica entre varios lo que hay es un vacío central.

La práctica entre varios es justamente lo que podemos proponer como lo más elaborado de nuestro campo, no tanto la cura individual como el trabajo entre varios. De hecho no hay cura individual en la Antena 110 ni en la práctica entre varios, lo que no quiere decir que sea desaconsejada, la cura se apoya en la demanda del sujeto y para aquella demanda en el campo de los autistas de Asperger se puede dar,  sin embargo en los autistas de Kanner eso es muy poco habitual.

Una noción fundamental que introdujo DiCiaccia en la práctica entre varios es la noción de “la dolce forzatura”, (forzamiento suave). Reprochamos habitualmente a los psicoanalistas el hecho de esperar la emergencia del deseo, sin hacer nada, cuando los autistas de alto nivel insisten en que hay un pequeño lado de apatía, que espera una estimulación.

Este forzamiento suave es lo que nos diferencia de los métodos de aprendizaje, porque los autistas de alto nivel esperan este forzamiento de estimulación, pero se quiere que partan de sus invenciones o de su saber implícito de sus puntos fuertes, lo dicen de maneras varias. Cuando los métodos de aprendizaje insisten en esta necesidad de estimular al sujeto, pero a partir del saber del educador y no a partir del saber del autista.

Muchos de los que trabajan desde las aproximaciones educativas,  se sorprenden del interés de los psicoanalistas por los testimonios de los autistas, digamos de Templer Grandin, de  Birgen Sellin, no ven que haya una relación con el psicoanálisis y sin embargo sólo el psicoanálisis puede concebir que por ejemplo, la trampa para abrazar (Templer Grandin) pueda consistir en una solución autista, también con los compañeros imaginarios o una ciudad imaginaria. Son invenciones propias de los autistas que en algunos casos, algunos educadores han intentado hacer desaparecer, arrancar como en el caso de la solución de Templer Grandin.

Los métodos de aprendizaje tienen un saber anticipado sobre lo que es bueno para el sujeto, cuando la especificidad del psicoanálisis es acoger las invenciones, la sorpresa, lo singular de cada uno.

Curiosamente los autistas de alto nivel son en varias ocasiones gente crítica con respecto al psicoanálisis, pero claro, tienen una concepción del psicoanálisis que no tiene mucho que ver con aquello de lo que ahora estamos hablando, cuando Grandin denuncia que le hicieron interpretaciones edípicas sobre el mecanismo que inventó, tiene por supuesto toda la razón, incluso otro autista consideraba que su psicoanalista no tenía nada que aprender de  ella, porque buscaba sistemáticamente la causa de su autismo del lado de un deseo inhibido.

Los métodos de aprendizaje que son dominantes en todo el mundo anglosajón para tratar el autismo, critican al psicoanálisis a partir de una concepción caricatural digamos, con un psicoanálisis que no tiene nada que ver con lo que proponemos, como lo que proponemos de la invención del borde. Esta es una concepción que es completamente ignorada y sin embargo no es nueva, ya que se puede encontrar en la práctica entre varios que fue inventada en 1974, en la que a pesar de no ponerse en primer plano la dimensión del borde, se pone en primer plano las invenciones y la diferencia propia de cada uno, lo que ya hacía de alguna forma Bettelheim.

El caso más conocido es el del niño maquina, allí Bettleheim hizo lo que se debía haber hecho con Templer Grandin, es decir, preservar su maquina. Ya había anticipado justamente lo que se demuestra en los autistas de alto rendimiento, justamente porque él estaba a la escucha de cada uno.

Entonces lo que habéis dicho al hablar de este libro (El autista y su voz) he intentado introducir algunas cosas nuevas desde que se publicó. En este no subrayo tan claramente que el autismo en el fondo no es una psicosis o si queremos sería una psicosis muy diferente a todas las demás. La razón esencial es que en la estructura psicótica hay ciertos pasos de la paranoia a la esquizofrenia a la psicosis maniaco-depresiva,  y en todos los sentidos posibles, y en cambio el autismo que tiene  puntos en común con la psicosis, no evoluciona hacía la paranoia hacía la esquizofrenia, el autismo evoluciona hacía el autismo, esto es muy especifico.

Hay otras razones pero esta es la razón mayor para distinguir entre autismo y psicosis. Esto lo he intentado seguir desarrollando. Otro punto que he desarrollado tiene que ver con las formas de hablar de los autistas, que Enric Berenguer comentaba en los niños del uno solo, del significante congelado, estos son conceptos complejos que se han discutido mucho en el campo lacaniano. Una pregunta que me planteo es ¿qué hay de la alienación en el autismo? Algunos sostienen que el autista no ha entrado en la alienación, otros que habría alienación pero de una forma específica. Todo el mundo sin embargo, esta de acuerdo en el punto en que no hay separación, es decir, que la pérdida del objeto no esta simbolizada.

Hay cuatro maneras en que el autista habla si consideramos que el mutismo es una de ellas: Hay entonces el mutismo, una lengua verbosa, aquella en la que el uno solo esta puesto más de manifiesto, una lengua de signos o de acumulación de hechos y frases espontáneas que son pronunciadas por los autistas mudos que a veces les sorprenden incluso a ellos,  Birgen Sellin por ejemplo ha pronunciado una frase: “devuélveme mi bola” cuando alguien le había quitado su objeto autístico.

Estas frases espontáneas siempre tienen la característica de holofrases, el sujeto esta extremadamente presente en aquello que dice, la voz está movilizada ahí, lo que es muy angustiante para el sujeto autista. Él no repite estas frases espontáneas, surgen casi siempre en un momento de angustia.

Estas frases son muy importantes para el sujeto autista, muestran que hay un acceso al sujeto del significante, hay por tanto alienación, pero esta alienación no es asumida, hay un cierto rechazo a la hora de utilizar el significante salvo en la lengua verbosa, esta lengua verbosa es una lengua que no tiene valor de comunicación, se trata de soliloquios que están producidos con el efecto de cierta satisfacción solitaria. Donna Williams decía que se hablaba a ella misma y que probablemente le gustaba el sonido de su propia voz.

Hay una cuarta manera de hablar que es la lengua de signos que se funda en la lengua del Otro, cuando justamente la lengua verbosa puede ser bastante rica en neologismos, lo que no es el caso de la lengua de signos, pero esta lengua de signos permite comunicarse socialmente, pero no es expresiva, esta cortada del goce del sujeto, cortada de su vida afectiva.

Son cuatro formas de hablar que tiene el autista y es necesario distinguirlas para el transcurso de la cura. En nuestro campo muchas veces y durante bastante tiempo conducíamos la cura del autista como la cura del psicótico, apoyándonos en la interpretación significante y por tanto tomando apoyo en la lengua verbosa.

Me parece que procede más apoyarse en la lengua de signos remarcando que la lengua de signos no está presente en todos los casos de autismo.

En un primer tiempo la cura del autismo debe orientarse hacía la construcción de un borde porque muchos autistas no tienen ese borde, serian los autistas pre Kannerianos porque los autistas Kannerianos son autistas que ya han construido defensas lo bastante sólidas.

Bien estos son algunos comentarios.

Enric Berenguer: como introducción antes de pasar la palabra al salón conviene ver por lo que comenta el Doctor Maleval que es un tema de debate y de investigación muy activa y que sin duda  lo lógico es que todos estos conceptos nos planteen preguntas, porque como el mismo Jean Claude Maleval nos acaba de describir hay toda una serie de detalles relacionados con conceptos de la teoría que todavía siguen siendo objeto de debate muy precisos, que han empezado hace muy poco tiempo. Pienso que el libro de Jean Claude Maleval es muy importante en este tiempo porque ha abierto ese debate a un nivel introduciendo elementos conceptuales que siguen de alguna manera, por elaborar.

Entonces paso la palabra a la sala para que puedan interrogar estas cuestiones.

Francesc Vilà: Podría hablar un poco más de esta cuestión que ha dicho de que la evolución del autismo va hacía el autismo.

Jean Claude Maleval: Quise distinguir cuatro posiciones subjetivas en el interior de la estructura autista. Ya lo decía esta mañana en la jornada de la ACAP. Los autistas sin borde aquellos que llamaba pre Kannerianos, que son bastante difíciles de distinguir de los esquizofrénicos, porque si el autista no ha construido un borde o trata de construirlo, lo va hacer primero con su cuerpo eventualmente con los limites de su cuerpo, con la saliva, con cosas así y justamente en nuestra conceptualización la esquizofrenia es un retorno del goce sobre el cuerpo. Los autistas que no tienen borde o para los que el borde esta en su propio cuerpo es muy difícil distinguirlos de los esquizofrénicos.

Citaba esta mañana a Tustin, que decía que cuando privamos a un niño autista de sus objetos autísticos algunos de ellos devienen hiperactivos, lo que me parece muy justo es una hiperactividad que he encontrado muchas veces en niños autistas. La hiperactividad se puede pensar como una forma de invasión del cuerpo por parte del goce.

En cambio en esta segunda posición que llamaba los autistas de Kanner que han construido, han elegido un borde que tiene una función aislante y protectora. Cuando Kanner describe la relación de estos niños con sus objetos parecen satisfechos, alegres, contentos siempre que se les deje tranquilos con su objeto, no están angustiados en cualquier caso. Y la evolución del autismo de Kanner se hace regularmente hacía el autismo de Asperger. Fue Lorna Wing, psiquiatra Inglesa la que en los años ochenta desarrollo este concepto. Decíamos, el síndrome de Asperger pero no lo ligábamos directamente al autismo. Sin embargo en el presente es un hecho que se da por adquirido que el autismo de Kanner puede evolucionar hacía el autismo de Asperger. Es un hecho indudable de la evolución desde que conocimos el primer caso de Kanner. En su articulo presenta 13 casos, el primero de ellos es Donald, Donald aun esta vivo, está jubilado, hizo una carrera de cajero en un banco, era la banca de sus padres, pero bueno tenía una pasión por las cifras que fue utilizada, y tenía además otras dos pasiones que aun tiene, el golf, hace aun competiciones e incluso algo que es muy sorprendente en casos de autistas y es que le gustan los viajes, ha viajado mucho en su vida. Por otra parte conduce su coche y vive de manera independiente en su casa y por tanto creo es lo que podemos llamar un autista Asperger.

Entonces el primer caso Kanner devino Asperger, eso no hace falta discutirlo mucho. Incluso en los casos de los autismos de Asperger pueden evolucionar de una forma en la que digamos que es muy difícil luego, captar lo que queda de autismo.

Bastantes autistas han sido diagnosticados muy tardíamente a los 40 ó 50 años y muy probablemente muchos autistas no son diagnosticados como tales.

Uno de los autistas de alto nivel por ejemplo explica lo que devino su borde: es una pinza de cocodrilo que carga en su bolsillo y cuando está inquieto en un momento difícil, se calma tomando su pinza y decía incluso que había encontrado otro objeto autístico, porque hubo una evolución de los objetos y que acabo siendo su teléfono móvil y como pueden ver pasa bastante desapercibido actualmente como objeto autístico, y entonces claramente, en relación a este recorrido se puede decir que el autismo evoluciona hacía el autismo hay sin embargo algunos casos excepcionales.

En 200 casos de niños autistas de Asperger se había visto solo uno evolucionar hacía la esquizofrenia. Hay algunos otros  estudios que muestran que algunos de ellos, pero en todo caso una proporción ínfima, ha podido pasar al caso de la psicosis y en breve preguntarse: ¿Es realmente  psicosis?

Kanner decía ya que si les privábamos de sus defensas, de sus objetos, se les inmovilizaba. Decía: vamos a encontrar el hospital psiquiátrico con comportamientos que parecerían perfectamente esquizofrénicos y quizás eso que llamamos evolución a la esquizofrenia, sería algo así como simplemente un paso al autismo descompensado.

En oposición a esto en cambio los Lefort sostenían que el autismo  evolucionaba hacía la paranoia. Solo conozco un caso clínico en el que esta cuestión puede evocarse y aunque pueda evocarse no me parece que la paranoia sea evidente.

Entonces salvo en raras excepciones, el autismo evoluciona hacía el autismo.


Irene Domínguez: ¿Piensa que la construcción del borde en el autismo es similar a la construcción del Sinthome?

Jean-Claude Maleval: Es una pregunta muy importante efectivamente.

El borde es al menos una primera tentativa poco elaborada por ejemplo en Donna Williams cuando describe como invento a Willie uno de sus compañeros imaginarios, eran primero un par de ojos  relucientes mirándola en la oscuridad, este par de ojos brillantes fue lo que capto esa imagen del doble. Lo más fundamental en el borde es la puesta en forma del objeto pulsional, la captación más bien de un objeto pulsional por una forma y por tanto es muy diferente del sinthome y es también una de las razones por las cuales la estructura autística es diferente de la psicosis, y tiene efectivamente muchas consecuencias en el tratamiento.

No es el trabajo del significante el que se pone en marcha en la estructura del autista es un apoyo sobre el objeto y este es un objeto que cada vez se hace más complejo apoyándose sobre los signos, de hecho los signos son ellos objetos lingüísticos. Es entonces muy importante pensar que el borde no es el sinthome


Pregunta: ¿Si pudiera desarrollar la diferencia entre la psicosis y el autismo, porque a veces es difícil la distinción entre una psicosis infantil, una esquizofrenia y el autismo?

Jean-Claude Maleval: Si absolutamente es una dificultad diferenciar, lo he evocado por ejemplo los autistas pre-Kannerianos de una esquizofrenia.

Hay cuatro o cinco puntos que permiten subrayar esta diferencia entre el autismo y la psicosis

El primer punto que se admite en la literatura internacional se pone el acento sobre ello, es la ausencia de delirios y de alucinaciones. Es posible que hayan alucinaciones visuales en el autismo, pero alucinaciones verbales auténticas con automatismo mental parece algo bastante poco común.

Otro punto es los escritos de los autistas. Muchos autistas escriben para reivindicar su inteligencia para señalar que los autistas no son débiles, que hay que tomarlos en consideración, que hay que tratarlos mejor y se presentan como autistas en sus escritos, se reivindican como tales. En cambio los psicóticos escriben al contrario, para decir que no son psicóticos, para decir que han encontrado un descubrimiento extraordinario.

Otro punto es la inmutabilidad. Es un concepto que ellos no conocen, es Kanner quien lo introduce, y es efectivamente un modo de defensa específico de los autistas.

El cuarto punto es lo que he señalado, la evolución del autismo hacía el autismo que yo diría que es incluso el elemento mayor.


Hay otro elemento diferencial, si vemos la esquizofrenia, hay todavía otro elemento diferencial y es que el esquizofrénico es fundamentalmente irónico, en general no cree en nada, denuncia más bien los semblantes. Cuando los autistas en general no denuncian cuando quieren algo, cuando están en estado de pedir alguna cosa, como podemos leer en el caso de Donna Williams, le dicen al otro: “me gustaría que me diera algunas reglas absolutas para poderme orientar en el mundo”, esto es fundamentalmente diferente de la ironía esquizofrenica.

Entonces estos son 5 puntos en los que se puede diferenciar el autismo de la psicosis, si no estoy olvidando alguno.

Enric Berenguer: Bueno por la hora ya tenemos que ir acabando pero sí quería introducir una pequeña anécdota  que tiene que ver justamente con este punto. Conseguimos que se publique el segundo libro de Donna Williams “alguien en algún lugar” y esto dio lugar a toda una serie de intercambios con ella por skype muy interesantes, porque ella es muy comunicativa hay que decir, y sin embargo Donna Williams dice constantemente que ella sigue siendo autista pero eso produce realmente una especie de diplopía extraña porque la gente no sabe cómo alguien que aparentemente se comunica tanto, puede seguir sosteniendo  su “autismo”, y lo sostiene con precisión, no es solamente una identidad, no, hay una decisión en eso.

Pero hay una gran anécdota y eso es lo que quería decir para terminar y es que ella fue contactada a través de la editorial por una periodista internacional, para una revista que estaba muy interesada en el caso de esa mujer que había tenido una vida tan extraordinaria, sobretodo porque había una historia infantil un poco truculenta con abusos. Entonces llamó a Donna Williams y luego me llamó a mi y me dijo “esa señora no es autista, no vamos a publicar la entrevista”. No pude convencerla de lo contrario y esa entrevista aun no se ha publicado.

Jean Claude Maleval: Donna Williams dice que ella es autista así como todos los autistas de alto nivel insisten en este punto. Dicen: si me quitaran mi autismo no sería yo mismo, eso es bien importante.

Entonces Donna Williams se comunica mucho, y también Templer Grandin se comunica mucho, pero comunican y son voluntariosas de una manera más sencilla cuando comunican o bien por escrito o bien a través del ordenador.

Williams relata que a veces ella da conferencias y que para ella es angustiante, porque hay que dejar ir la voz. Grandin realmente ha adquirido o ha llegado a una estabilización excepcional sobre ese punto, porque ella realmente puede dar conferencias sin demasiada angustia y eso es extremadamente raro en los casos de autismo.

Sin embargo tiene un repulso que es que ella, justo da conferencias sobre aspectos técnicos, que por supuesto ella tiene bien por la mano, es decir que no pone sus afectos en aquello que dice.

Esto es una manera de pensar las cosas, es realmente una de las estabilizaciones más alta a la que puede llegar un autista.

Josep Maria Panès: Si brevemente lo que me ha evocado los últimos comentarios de Enric Berenguer y la referencia a Templer Grandin, es otra anécdota contada por Lucia Vil.loca, y puedo decirla porque ella la ha contado más de una vez en público. Tuvo la ocasión de escuchar a Templer Grandin en un congreso de psiquiatría al que ella había sido invitada y después de escucharla hablar y luego hablar con algunas personas en la sala del gran hotel, se la encontró en el ascensor y ella que es una persona muy expansiva, muy enfática, se dirigió hacía ella con el gesto de abrazarla para saludarla y decirle lo mucho que le había gustado la conferencia y se dio cuenta inmediatamente que al verla ésta mujer, adoptaba una rigidez corporal, una sensación de extrañeza y espanto, e inmediatamente ella se dio cuenta de su equivocación  y cedió cierta distancia con un tono menos enfático y trasmitió ese contraste de que detrás de esa capacidad para hablar en público había un sujeto autista.

Traducción simultánea durante la presentación realizada por: Héctor Garcia. 
Transcripción y edición: José Castillo y Erick González.

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