martes, 25 de diciembre de 2012

Grupo Investigación: Para una práctica entre varios
28 de Noviembre de 2012

Comentarios en torno a la presentación del caso de Marie-Françoise de Rosine Lefort.
Presentación realizada en el ICF a cargo de Eduard Fernández
Marie-Françoise es una niña de dos años y medio,  abandonada a los dos meses de edad, Rosine Lefort  la atiende durante dos meses en la institución donde estaba acogida, el propósito de su trabajo es hacer un estudio sobre los niños hospitalizados.  Rosine Lefort  describe de forma minuciosa la fenomenología que presenta esta niña así como la evolución durante el tiempo del tratamiento.
Comentario sobre la posición de Rosine Lefort :
La posición de Rosine es de espera, dado que  en esta niña no  hay demanda,  ella  se coloca una posición pasiva: “tengo que estar presente y no hacer nada” p. 259
 Relacionado con esta posición se discute sobre la escena de la tercera sesión, donde Marie- F. entra en crisis por la imposibilidad de demandar, se encuentra delante de la comida: “comienza una escena sumamente penosa….se muere de ganas de comer ese arroz con leche, no puede hacerlo, y su angustia no se hace esperar….Hago oír el sonido de mi voz para romper esa tensión insostenible”, pone la voz como un signo de presencia del analista. A pesar de la posición pasiva podemos decir que R. Lefort sigue la indicación de Lacan “hay algo para decir al niño autista”.
Impresiona la minuciosidad y el tacto en sus intervenciones, para esta niña la cuestión de la alimentación no era cualquier cosa, como recuerda Rosine,  pág. 258: “Marie-Françoise se hizo bulímica después de haber sido anoréxica…lejos de ser una simple inercia, es un rechazo completamente activo”.
El niño autista y el Otro
Para el niño autista el Otro no está agujereado, es Otro sin falta, real,  y no puede construir otro simbólico. Marie-Françoise hace el intento de construcción, intenta extraer  un objeto del cuerpo del Otro, por ejemplo cuando le quita las gafas a Rosine, pero está operación no acaba con éxito.
En el autismo si el agujero no está en el Otro, eso se vuelve contra el sujeto mismo pudiendo llegar a auto mutilarse, por la necesidad de agujerearse a sí mismo: o agujerea al otro, o bien, se agujerea él mismo. Necesitan introducir una falta, una perdida para tranquilizarse, ya que en lo real no falta nada una manera de provocar esta falta es posicionarse haciendo semblante de división.
En la página 259 leemos: “la interpretación que se mantiene en el registro simbólico de la carencia alivia al niño”. Se tratará de no interpretar el objeto sino la falta, interpretar el objeto puede producir efectos persecutorios.
Lo que plantea Rosine Lefort  es la no respuesta a nivel del objeto y en cambio sí dirigirse a la falta.
Marie Françoise pasa de un estado indiferenciado a una humanización, para ella el Otro está ausente ella está en lo real más absoluto,  necesita agujerearlo para aliviarse de ese real. Rosine Lefort al colocarse en falta le permite esta operación, en la página 317 leemos: “es como si por un breve instante hubiera percibido que con mis gafas me hizo perder algo, pérdida que es también suya, y cuya responsabilidad me imputaría, al tiempo que la niega”. Cuando se da la extracción  de un objeto, el objeto pasa a ser un significante.
Pero finalmente Marie Françoise fracasa en su intento de provocar una falta  en el Otro. Se ve bien en este caso la falta de un significante primordial, un S1, de esta forma lo real se despliega sobre sí mismo y no hay operación metafórica.
¿Hacia dónde evoluciona el autismo? Se comentan diferentes opiniones, Maleval dice que el autismo evoluciona hacia el autismo, porque se mantiene la defensa.
Anny Cordié, da cuenta de un caso Sylvie, una autista de alto nivel donde muestra más bien lo contrario, no hay un límite en esta evolución, siempre hay algo para hacer, para decir.
Finalmente, no podemos guiarnos por la lógica del todo, ya que esta escapa a la singularidad del caso.

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